miércoles, 7 de agosto de 2013

Faro

Haz de luz en mitad de la más absoluta oscuridad marítima o terrestre.
Es el resquicio de algunos marineros que, asustados por la ira de Poseidón, no se separan de la costa con el único fin de no abandonar una vieja costumbre antes de soñar: ¡Papá, déjame la luz del pasillo encendida para que no vengan monstruos!
Acostumbrado a señalar el camino, se convierte en objeto de románticos adolescentes que se deleitan con perder la virginidad al borde de un precipicio de rocas y dudas.
En el mundo literario sirve como reclamo de una bonita historia, quizás inspirada por la frase anterior.
Hogar de huraños dioses humanos y, por desgracia, de alguna autoridad local que cree conveniente hacerse con este iluminador de sueños.

Fotografía del Vigía

4 comentarios:

  1. Me ha encantado tu faro... Y el mío (de mi tierra bella).

    Maravillosa historia, la que nos cuentas, Vigía. Me he imaginado un cuento conforme te leía... *

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    1. Gracias por tus palabras...
      Intentaba reflejar la iluminación del faro en mi propia imaginación, y de ahí estas palabras.

      Un abrazo.

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  2. Alumbrando rincones de vida.
    Da gusto pasear por estas letras...

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    1. Alumbrados estamos más seguros, ¿no?

      Un fuerte abrazo y gracias.

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